Las construcciones del futuro: los edificios inteligentes
Gracias a la capacidad adquirida por los dispositivos con IoT de recolectar, procesar y analizar datos procedentes de diferentes elementos y áreas, es posible obtener el control automatizado del funcionamiento en tiempo real de un edificio. Además, se consigue aumentar la eficiencia energética, la usabilidad, la seguridad y la accesibilidad de estos espacios arquitectónicos.
Se considera que un edificio es inteligente cuando sus sistemas se gestionan de forma inteligente y automatizada, a través de una infraestructura de supervisión y control, para optimizar el consumo de energía, el confort y la seguridad de los ocupantes, garantizando la integración con el sistema eléctrico. Esto significa que en un edificio inteligente todos los sistemas principales (desde la energía hasta las telecomunicaciones y la seguridad) funcionan gracias a plataformas digitales y sensores electrónicos. Debido a este tipo de gestión, los edificios pueden ser más seguros y eficientes, pero también más ecológicos: gracias a la gestión eficiente de la energía y el calor, se reduce el derroche energético y la emisión de sustancias nocivas al aire.
Los elementos tecnológicos claves de un edificio inteligente son:
- Sistemas y tecnologías que velan por la seguridad de los ocupantes, como los sistemas de generación de energía y eficiencia energética y los relacionados con el tema de la seguridad.
- Los sensores conectados a los sistemas para recoger datos, y los actuadores que dan a los sistemas las órdenes procesadas por las plataformas de control y gestión.
- El conjunto de sistemas informáticos destinados a recoger, tratar y analizar los datos adquiridos por los sensores instalados.
- El conjunto de protocolos de comunicación, inalámbricos o por cable, que permiten la comunicación entre los sensores, los actuadores y la plataforma de control y gestión.
En cuanto a la tecnología de automatización, está claro que la moderna tecnología de sensores puede contribuir en gran medida a optimizar la eficiencia energética de un edificio. En el ámbito de los edificios inteligentes, las aplicaciones de monitorización de la energía en tiempo real son ya casi un estándar, capaces de registrar el consumo de energía en tiempo real y proporcionar información sobre cómo se utiliza la energía, ya sea para la iluminación o la calefacción o el aire acondicionado. Estos dispositivos de monitorización suelen ser capaces de detectar cualquier anomalía en el funcionamiento energético de los diferentes dispositivos y comunicarla mediante alertas al sistema de gestión energética. El siguiente paso que las soluciones inteligentes son capaces de implementar es una adecuada acción de demanda y respuesta, es decir, respuestas -a menudo automáticas- a los cambios en determinadas condiciones (el caso clásico es la temperatura), para optimizar el consumo energético del edificio inteligente. Éstas acciones se coordinan mediante plataformas de gestión de software capaces de gestionar todo el edificio inteligente de forma integrada.